Estás son algunas de las perlas que me soltaban mis familiares, amigos y compañeros cuando les decía que estaba deseando que llegara el verano para asistir, junto con unas amigas, a un Curso de Encaje de Flandes. Sus comentarios me hacían gracia pero en el fondo sabía que no les faltaba razón pero es que lo mío con los Bolillos, más que amor, es frenesí.
La experiencia ¡qué voy a deciros! ha sido.... es-tu-pen-da. Se me ha pasado el tiempo volando. Era la primera vez que hacía un monográfico de Encaje y menos de Encaje de Flandes. Había visto, eso si, muchos trabajos y todos me parecían preciosos pero fuera de mi alcance, vamos que no me veía yo tejiendo nada de eso. Si os soy sincera, me daba un poco de vértigo, pues tenía dudas de que fuera capaz de hacerlo, !es tan delicado!. En honor a la verdad, en algún momento se me pasó por la cabeza entregar la toalla. Me alegro de no haberlo hecho.
¿Sabeís que os digo?, !Me encanta el Encaje de Flandes¡ y creo sinceramente que esta historia no ha hecho más que empezar. Ya tengo unos cuantos proyectos en la cabeza.